"No creo haber sido un ermitaño toda mi vida, recuerdo incluso que hasta me gustaba bailar, pero eso era antes. Ahora soy como un sonámbulo, que lo único que espera es ver a su banda triunfar y quizá, por ahí, publicar uno que otro poemario que hable sobre azul, el viento o Dios."
"Y es que al final no somos tan ermitaños como parecemos. Digo somos porque a veces hay más, aunque prefiero que sean menos, bueno en realidad que solo mi existencia exista."
Y de pronto se proclamó Dios,
Cerró los ojos, los mantuvo muy apretados,
Y con una lágrima en la mejilla,
Con el rimel desvaneciéndosele,
Me dijo,
Conchatumadre…
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