Tú apareciste para quitarme la Luz de lado,
Para cegar mis sentidos utópicos,
Para llevar mí sangre al cáliz, para cautivar mi sedentarismo…
Tu que borraste todas las marías ave de mi cuerpo,
Y me enseñaste como cabalgar sin viento,
Tu, aquella sonrisa estancada, que parece que aúlla cada vez que volteo…
Tu, tranquila y sin nada, demostrándome que la felicidad me la da un gesto.
Los milagros no existen, la vida no se ha escrito en colores, la tinta no importa,
Importa el cómo de tus puntos, de los espacios entre espacios, de esas risas fingidas de la gente que no entiende. Pues sobre sales ante sus mentes.
Tú la lucha que no utiliza la violencia, mi mente entre tus dedos, tú.
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