Maldición,
El silencio aún no me deja escucharte…
Tus aspiraciones y mis recuerdos,
El camino lejano que algún día dejará de andar,
La cabina de teléfono,
El desamor en el desayuno,
Y aquí sentado este infeliz insensible, el que te enseñó a sentir,
Cansado de los besos de mentira,
De un corazón que nunca se animó,
Aún camino por las calles tratando de encontrarte…
Recuerdo que ayer no existía,
Hoy solo fui un recuerdo,
Y mañana seré lo que nunca existió.
Sin embargo te gusta mi sonrisa,
Y esa manera en la que mi cuello se mueve a la hora de bailar,
No me animo aún a desmentirte,
Siempre me pareció grotesco tu lunar y aún peor esa forma de llamarme amor,
Más bien hablemos de números y de este saldo negativo en contraste a tu fervor,
Mi eternidad hoy llegó a su fin,
Y tu maldita filosofía de llegar hacia lo más alto no siempre es la más correcta,
Aunque ahora te subes el calzón y dices que me llamarás,
Yo enciendo un cigarrillo y miro por la ventana,
Te pones el shorcito rojo, yo sigo mirando hacia la calle…
Escucho luego que cierras la puerta y te vas,
Voy combinando el tabaco con tu aroma,
sé que no volverás.
jueves, 29 de julio de 2010
miércoles, 28 de julio de 2010
Me pediste que escriba…
Las letras me han dicho que soy una puta,
La “o” no me quiere, la música me rechaza,
El rio se duerme, la bailarina no muerde,
Los silencios explotan, la bola no es bola…
El filósofo se pregunta…
Las respuestas le aturden,
La niña de rojo con su vestido que ya no es rojo,
El juego de palabras y mi enferma del apéndice,
Los amigos que perdí,
Las rameras del ayer,
El cenicero en silencio,
Las colillas que recuerdan,
Porque me han dicho que soy una puta,
Que no me queda el vestido,
Y que mis residuos son olorosos,
Yo quiero a mi perro, aunque él no me quiere,
Yo no quiero secretos,
Y siempre sé lo que viene,
La “o”
Las putas,
El rojo,
La morsa,
La roja,
El vestido y sus ganas de hacerme reír,
El apéndice lleno de mierda,
Y mis ganas de hacer el amor luego de tener un buen sexo,
Amén.
La “o” no me quiere, la música me rechaza,
El rio se duerme, la bailarina no muerde,
Los silencios explotan, la bola no es bola…
El filósofo se pregunta…
Las respuestas le aturden,
La niña de rojo con su vestido que ya no es rojo,
El juego de palabras y mi enferma del apéndice,
Los amigos que perdí,
Las rameras del ayer,
El cenicero en silencio,
Las colillas que recuerdan,
Porque me han dicho que soy una puta,
Que no me queda el vestido,
Y que mis residuos son olorosos,
Yo quiero a mi perro, aunque él no me quiere,
Yo no quiero secretos,
Y siempre sé lo que viene,
La “o”
Las putas,
El rojo,
La morsa,
La roja,
El vestido y sus ganas de hacerme reír,
El apéndice lleno de mierda,
Y mis ganas de hacer el amor luego de tener un buen sexo,
Amén.
domingo, 4 de julio de 2010
No me gustan las ensaladas
He vuelto a confirmar,
Frente a tu necedad y mi desamor,
Roberto compra medias negras de lana en el verano…
Me cuesta entender que,
La necesito,
En nombre del padre,
Del hijo…
Confirmé que siempre podré ser…
Roberto se pone las medias mientras come,
Todo por la inexperiencia de esas tardes,
Y tu cabello volteado, mirando hacia mi…
En el rincón ostento que me prestes atención,
Mientras dibujo tu desayuno y le voy echando mantequilla…
Me despeinas como el viento, en contra tuyo solo tengo esta pared…
Hoy por la mañana he descubierto,
Tu cepillo seduciendo el mío, luego lo hacen allá atrás…
Ahora que me afeito todos los días el rostro…
Todo sigue siendo igual, comprendí,
A no ser por la picazón y el sentimiento,
Ese que crece y nadie se da cuenta,
Ni mi corazón.
Frente a tu necedad y mi desamor,
Roberto compra medias negras de lana en el verano…
Me cuesta entender que,
La necesito,
En nombre del padre,
Del hijo…
Confirmé que siempre podré ser…
Roberto se pone las medias mientras come,
Todo por la inexperiencia de esas tardes,
Y tu cabello volteado, mirando hacia mi…
En el rincón ostento que me prestes atención,
Mientras dibujo tu desayuno y le voy echando mantequilla…
Me despeinas como el viento, en contra tuyo solo tengo esta pared…
Hoy por la mañana he descubierto,
Tu cepillo seduciendo el mío, luego lo hacen allá atrás…
Ahora que me afeito todos los días el rostro…
Todo sigue siendo igual, comprendí,
A no ser por la picazón y el sentimiento,
Ese que crece y nadie se da cuenta,
Ni mi corazón.
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