sábado, 6 de marzo de 2010

HH

En un momento fui un pequeño mediterráneo,
Que pensaba que llenando sus bolsillos de polvo,
Iba a poder conseguir algo…
En otro tiempo conocí a una mujer,
Cuya figura me recordaba las clases de geografía, todos los lunes de 9 a 10,
¿Es que acaso es domingo hoy?
La tierra camina desierta antes las necedades de un dictador,
Los sentimientos se vuelven aborígenes y la clave del éxito es tener un buen despertador,
Una tostadora que nunca falle, las camisas siempre listas,
Y que no haya necesidad de planchar el pantalón…
Camino entonces con las nuevas zapatillas que me compré y doy cuenta que soy odio y no me quedan porqués.
Deparo en el pensamiento, así como los sueños no caen y a veces intentan crecer,
Será que cuando me siento solo, solo, solo subo el volumen de la radio y me pongo a fumar,
Aunque de vez en vez las ideas me distraigan del objetivo,
Y no tenga un cuchillo con qué cortar el pan,
He puesto dos jamones españoles en la mesa,
Y no tengo ahora el pan, ni el cuchillo,
Solo una navaja que corta melancolías y a veces cuenta historias increíbles,
Un silencio que no oculta su desprecio por el dolor, una coma roída, un escolar sin carpeta, algunos sueños que desaparecieron en las líneas anteriores,
Entonces me quito las zapatillas nuevas que compré,
Las tiro al río, donde algunos duermen y no solo tienen hambre y frío en navidad,
Saco la navaja que corta melancolías, los dos jamones los olvido en algún lugar de ese lugar,
Y me aventuro a escribir un poema, a sentirlo como una mujer, a hacerle el amor como a un hombre, a afeitarlo como el sabor del pisco, a besarlo como el amor más prohibido…
No me parece incorrecto el tener que tenerte,
No me parece correcto el tenerte que tener,
No me incentiva el hecho de perderte,
No me apetece tener que aguantar,
No me gusta el dolor con gustito,
Y tampoco la mala señal de la televisión,
Me retiro cuando todos ya se han ido, y mientras veo y huelo las colillas del suelo siento que en realidad no me fui… Es entonces que vuelvo a buscar mis zapatillas, a querer comprar otro cuchillo, a buscar esos jamones en ese lugar donde no sé donde está, a buscarme y no encontrarme…
A caminar por el río con aquellos que también tienen hambre y frío en navidad.
Y te recuerdo.

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