miércoles, 10 de marzo de 2010

La Casa y El Abuelo

Solo sé que hoy juega Alianza, que va a ir mi hermano,
Que mi viejo tiene Parkinson y mi vieja anda cocinando alguna receta olvidada que nadie inventó.
En el centro un pasadizo y una foto mía de 6 años, las cejas, el cabello, la sonrisa burlona… como adivinando lo que sería
Abajo el jardín lleno de flores que no conozco, de 3 árboles y una rosa, un jardinero de verde, un garaje con espacio para 3 autos, una bicicleta negra que nunca monté…
20 cuartos llenos de envidia, cemento duro y débil, obstinados lo botones de mi pantalón,
Mi peso, mi familia,
Mis pocas ganas de ayudar,
La plancha siempre desenchufada,

Entonces escucho tus grabaciones… te puedo escuchar tan vivo,
Como si no supieses que has muerto, que nada ha podido pasar,
Me encuentro ahora en la azotea y juego de pronto con sillas viejas y madera aletargada,
Enciendo un cigarrillo junto al tendedero de siempre, observo la ropa roja y azul, recuerdo a Juliane y sonrío.
Me acomodo las sandalias y voy bajando de una a una aquellas escaleras,
El piso es anaranjado, hay un patio más, enciendo la radio, me olvido de la tarde y miro al cielo pensando todavía en la mañana…

El cuarto es todo celeste con posters de antaño, se puede observar aún una fotografía autografiada de Maradona, una foto ampliada del club Boca Jr. y un muñeco sin un ojo, feliz por todos esos años de juego.

Afuera juegan futbol al ritmo de las canciones que suenan desde mi casa,
Subo el volumen mientras observo los pelotazos destrozar el azul Calipso recién pintado.

Solamente me siento en el medio del patio del primer piso, que tiene vista hacia el jardín y pienso…
Que sería mejor cambiar de canción,
Y empieza la memoria a hacer juego con esas imágenes,
Todos los primos bailando lambada en esta antigua casa,

Espero escucharte una vez más, pero ya no en grabaciones, más bien en vivo…
Déjame ayudarte esta vez a romper las piedritas de la sierra y jugar a que podemos encontrar oro.
Déjame acompañarte al laboratorio para que te den los resultados fallidos del porcentaje.

O déjame quizás poder llevarme esa foto, en la que sales tan sonriente,
Volver a coger ese dinero que no era mío para que me vuelvas a regañar,
Todo y todos en esta casa,
Con sus dormitorios llenos de envidia, cemento duro y débil, obstinados los recuerdos del corazón.

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