Ponle el nombre que quieras, igual tendré estas llagas tristes que duelen cada vez que deseo comer o mandarte a la mierda como antaño, ya ni mandarte al carajo puedo… que tristeza.
No me mires con pena mujer, solo alcánzame los cigarrillos que tengo escondidos detrás del sillón. Si me quieres, mátame rápidamente, no lo pienses y pásame también el diario de ayer, porque el hoy no lo soporto… ya no lo aguanto.
No me desvivo escuchando canciones españolas que cantan españoles sin sentido, no me destripo por tenerlo todo. Me basta con el viento, las buenas compañías, el calor humano y las ciencias que no tienen porqués.
Así lo escriba, lo piense, lo grite, lo medite, escriba libros, ejecute… así, lo que sea en realidad, ya no me fijo en las comas, ya no deseo, no busco, y pienso y actúo… y no me entiendes, ¿ves?, no hace falta una pregunta, una respuesta, ahora actúo, y vivo, cuando grito, cuando no pienso, cuando dibujo y borro, y luego absurdo camino, voy, y no vuelvo, sin destino…
Entonces,
¿Para qué me lees?
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